Tormento, dolor, impotencia, rabia… Estos y muchos más sentimientos se apoderan de Mildred Hayes (Frances McDormand) tras el asesinato de su hija. Madre coraje que lucha porque sus preguntas se respondan, porque el culpable salga a la luz y reciba su merecido castigo.
Tres anuncios en las afueras (Martin McDonagh, 2017) nos regala una interpretación soberbia de Frances McDormand, cuya recompensa ha llegado en forma de Estatuilla Dorada.
El pueblo de Ebbing en Missouri es el escenario único de la trama. Reflejo de esa américa profunda, pasada de moda, obsoleta. Su ambiente adentra al espectador en un entorno monótono, en el que «nunca pasa nada».
La cinta de Martin McDonagh nos regala buen cine, bien contado y con unas interpretaciones de Oscar. Y nunca mejor dicho, ya que Tres anuncios en las afueras logró dos galadornes en la pasada edición de los Oscars: Mejor Actriz para Frances McDormand y Mejor Actor Secundario para Sam Rockewell.
Por desgracia el Oscar como Mejor Película acabó en las manos de Guillermo del Toro, aunque muchas quinielas apuntaban como vencedora al film de McDonagh.
Anuncios sin publicidad
Tres vallas olvidadas, pérdidas en las afueras del pueblo de Ebbing. Tres vayas sin dueño, sin nada que las vista y las haga transmisoras de un mensaje. Mensaje que impacté, que despierte a un pueblo aletargado, cuyos traumas olvida y encierra en un cajón desastre.
La figura policial engaña durante los primeros minutos de la trama y acaba sorprendiendo (para bien o para mal, eso deberás averiguarlo tú cómo espectador) conforme avanza el film.
La madre como figura de fuerza, valentía, lucha y resistencia. Nunca se rinde y siempre encuentra la salida a la deseperación más absoluta. ¿Por qué? ¿Por qué no ocupar esas vallas olvidades con algo importante que decir? Cuando lo ha perdido todo, ya no hay miedo, duda o misericordia. Todo vale con tal de alcanzar su objetivo.
No dejes que te la cuenten
Tres anuncios en las afueras es de esas películas completas, que merecen la pena y con las que disfrutas. Solo una pega… el final. Pero no diré más, ahora os toca a vosotros verla y opinar.
¡Bienvenido al paraíso del cinéfilo! 
1 comentario en “Erase una vez en Ebbing”