Estreno sección motivada por la revisión de un clásico que todo cinéfilo que se precie debe haber visto al menos una vez en la vida: Sleepers (1996)
“Esta es la historia de una amistad más fuerte que los lazos de sangre. Esta es mi historia y la de mis tres únicos amigos que en mi vida me han importado de verdad. Dos de ellos fueron asesinos y no pasaron de los treinta años, el otro es un abogado que no ejerce y vive atormentado por el pasado, sin poderlo superar por miedo, incapaz de afrontar el horror. Soy el único que puede hablar por ellos, de como éramos de niños».
Navegando por Netflix me he tropezado con ella, ahí estaba, llamándome y pidiéndome que la viera. Y claro una es blandita y se deja seducir al mínimo coqueteo…
Ya no recuerdo la primera vez que la vi, imagino que tendría unos 14-15 años, posteriormente la he re-visualizado en varias ocasiones, tal vez hasta en cinco veces. El por qué es muy simple, me impactó profundamente su historia, siendo tan solo una niña sentí como se me helaba la sangre con cada golpe del guión, con cada escena, con cada llanto de los sleepers. Empaticé con sus protagonistas y sufrí con ellos sus infancias robadas. Tranquilos la mía ha sido muy fructífera y gracias al cielo no tengo traumas que tratar, pero al ver la cinta de Barry Levinson algo se me removió por dentro y a día de hoy el corazón se sigue encogiendo cuando la veo o la pienso.
Sleepers es la adaptación cinematográfica de la novela homónima escrita por Lorenzo Carcaterra, basada en la historia real de sus propias experiencias y la de sus amigos.
Nos cuenta la historia de un grupo de cuatro amigos que viven en el Nueva York de los años 60. El barrio de Hell’s Kitchen es el escenario principal donde se desarrolla la historia y su ambientación decadente nos muestra a la perfección la situación de una América que vive sus horas bajas. Criados en la calle, ven los días pasar y encuentran en las travesuras uno de sus hobbies.
Como no podía ser de otra manera, la figura de bondad la encarna el padre Robert Carrillo, interpretado por Robert De Niro, única guía de moral en la que se apoyan los chicos y encuentran consuelo a sus tormentos.
Película denuncia de los abusos que se pueden llegar a sufrir en los reformatorios. Niños que ven como sus vidas se rompen y acaban encerrados allí con la única esperanza de sobrevivir. Menores que han cometido delitos de todo tipo, mezclados entre sí y sin ningún control, lo mismo da que seas un asesino o que hayas robado una barra de pan. En este ambiente lúgrube se ven envueltos los Sleepers, víctimas de una sociedad que los desahucia y abandona a su suerte. Víctimas de su propia ingenuidad, ven como su infancia es robada por un grupo de depravados «guardias de seguridad». Es curioso este término, guardias de seguridad, personas que deben velar por tu seguridad, para que estés a salvo y protegido. Pero en esta historia ocurre todo lo contrario, utilizan su poder institucional para abusar, vejar y amedrentar.
“No consumo imágenes claras de los abusos sexuales que padecimos. Las he enterrado en lo más profundo de mí. Lo que más recuerdo de aquella gélida noche de octubre. Sé que era mi decimocuarto cumpleaños…y el final de mi infancia”.
Barry Levinson nos regala una obra de arte cinematográfica, intensa y sobrecogedora a partes iguales. Con un reparto de lujo: Robert De Niro, Dustin Hoffman, Kevin Bacon, Brad Pitt, Jason Patric. Apuesta segura y de visitando obligatorio, su historia debería estudiarse en los colegios y formar parte de la memoria colectiva.
Por todo ello y mucho más he decidido incluirla en esta nueva sección, Peliculones que no debemos olvidar y que siempre deben estar en nuestra biblioteca cinematográfica. Volverla a ver me ha hecho recordar lo grande que es el cine.
“Fue nuestra noche especial, y la prolongamos todo lo que pudimos. Era nuestro final feliz. Y la última vez que estaríamos juntos”.
Hola soy tu padre, tendré que volver a verla después de haber leído tu excelente artículo sobre esta película, muy bien sigue escribiendo en tu bloc.
Excelente invitación para ver la película. Gracias