Dinero, mucho dinero… Cantidades indecentes de billetes, miles de dólares, millones. Todo fluye, la opulencia, la banalidad, la avaricia, la codicia, la despreocupación, la diversión, la obsesión, el juego. Las cartas están sobre la mesa, miradas que se desafían y arranca la partida.
Molly’s Game (2017) nos cuenta la historia real de la reina del póker. Molly Bloom era una prometedora esquiadora profesional, pero una lesión vio truncado su futuro deportivo y sus ansias de triunfo la llevaron a la meca del «éxito», Hollywood. Allí descubrió la cantidad indecente que se podía ganar organizando partidas de póker, así que volcó todo su ingenio y hambre de gloria en convertirse en una auténtica madame del póker. Con tan solo 21 años había tocado techo y solo quedaba esperar la caída y que esta no fuera muy dolorosa.
Póker de damas
Aaron Sorkin supo ver la oportunidad de llevar a la gran pantalla esta historia cuanto menos llamativa, perfecta para ser contada con la narrativa de un thriller con todos los lujos. Su trama engancha aunque si no eres un aficionado al póker puede que te pierdas con tantas cartas, jugadas vertiginosa y leguaje precipitado.
Jessica Chantain se adentra a la perfección en el personaje de Molly Bloom y sorprende con ese estilismo choni/pija. Una actriz que gusta, cómoda en la gran pantalla y que sabe adaptarse a interpretaciones muy diversas.
Entretenida y perfecta para amantes del póker, Molly’s Game se merece un aprobado, 6,5. Aunque no pasará a la historia del cine, sí que te hará pasar un buen rato y llevarte las manos a la cabeza por la opulencia desmedida de una sociedad que se nos va de las manos.
¡Bienvenido al paraíso del cinéfilo! 